· 2013
Join young Jim Hawkins and the crew of scurvy dogs aboard the Hispaniola as they go on a grand quest with pirates, battles and lots of danger. And of course there is the fabled search for the buried treasure belonging to evil Cap’n Flint. Meet the memorable cast of characters which include the one-legged Long John Silver, Captain Smollet, Billy Bones and Squire Trelawney and get ready for the adventure of a lifetime. The only thing you need to remember is that this is no tale for lily-livered scallywags!
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· 2025
«Cuatro flechas negras mi cinto tenía, cuatro por las penas que he sufrido, cuatro para otros tantos hombres que mis opresores malvados han sido». Con estas lacónicas y misteriosas palabras amenaza la hermandad de La Flecha Negra a sus víctimas. Situada en los primeros compases de lo que llegaría a ser la guerra de las Dos Rosas (1452-1485), que enfrentó a las casas de York y Lancaster, y protagonizada por el joven aspirante a caballero Richard Shelton, La Flecha Negra es, sin duda, una de las novelas más recordadas de Stevenson, un narrador magistral en todo momento. El ritmo trepidante de la acción, los inesperados y espléndidamente medidos golpes de efecto, la frescura de la trama y un final no feliz menos inesperado aún son sólo algunos de los elementos que ha convertido a esta obra en todo un clásico de la novela de aventuras, sólo comparable a las mayores obras de la literatura universal.
· 2014
“La flecha negra” es una novela histórica que Robert Louis Stevenson sitúa magistralmente en los primeros años de la Guerra de las Rosas, a mediados del siglo XV. En ella se enfrentan la Casa de los Lancaster contra la Casa de York por el trono de Inglaterra. La novela narra las aventuras del joven caballero Richard Shelton, quien vengará la muerte de su padre en extrañas circunstancias.
«Pasear es un entretenimiento distinguido, burgués, ocioso, elegante...; caminar es más bien algo instintivo, natural, salvaje. Pasear es un rito civil, y caminar es un acto animal. Pasear es algo social, y caminar algo más bien selvático, aunque sea por las calles de una ciudad. El que pasea se imagina paseando, o gusta de observarse según la perspectiva de los otros; el que camina es, en ese sentido, extrovertido, solo le importa el afuera. El que pasea coquetea diciendo que sale a buscarse a sí mismo, a conversar machadianamente con uno mismo, a reunirse consigo mismo, a reencontrarse o reconstruirse...; el que camina tampoco sabe nada pero por lo menos ya ha alcanzado a darse cuenta de que hay poco que escarbar dentro de sí, y rastrea vorazmente el exterior, las calles, los campos, los cielos. [...] Caminar es algo que está decisivamente relacionado con la independencia y con la libertad».
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