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· 1993
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· 2021
En tiempos de política virtual, ni los algoritmos más sofisticados pueden sustituir la vigencia de la política como arte, tragedia o fiasco. En la vida política hay intereses ―espurios o no―, pasión, cálculo, simulación. Así, puede tener la nobleza del ser humano aspirando al bien común o la condición rectilínea de poder por el poder, a costa de todo. Habitualmente, es ambas cosas a la vez y por eso es casi obligado practicarla u observarla con malicia. El escepticismo puede ser un antídoto contra la hipocresía política, como queda reflejado en las citas de Malicia en el país de la política, seleccionadas y presentadas por Valentí Puig. De Cicerón a Walter Lippmann, de Diego de Saavedra Fajardo a Manuel Azaña o de Benjamin Franklin a Charles de Gaulle, protagonistas y espectadores de la historia política han formulado los principios de la malicia política con una lucidez que sigue siendo tan actual como útil. Las breves lecciones compiladas en este libro también sirven de advertencia, aunque casi nunca se tengan en cuenta. Tal vez Alicia lo predijo ya en su país de las maravillas cuando dijo: "De nada sirve regresar al ayer, porque entonces era una persona diferente".
· 2013
«Hemos pasado del narcisismo a la paranoia, del indeterminismo al fatalismo. La hipoteca es la metáfora expansiva del inicio de siglo. Los miedos del siglo XXI han ido engendrando los nuevos monstruos, con sus cavernas y sus inhumanidades.»«Lo que va de siglo refunda una tradición de la crisis frente a la tradición de lo nuevo y de la posnovedad. La desazón es profunda. ¿Es el inicio de una hendidura en la conciencia de Occidente? Tantas sensaciones de una deriva avalarían el diagnóstico de una derrota del espíritu. Crisis de inmadurez, auge de la irresponsabilidad, valores liofilizados, y a la vez la posibilidad de un resurgir de lo mejor de nosotros mismos, un reencuentro con las virtudes públicas. Estrés, insomnio, ansiedad, vertiginosa pérdida de autoestima, son los síntomas más leves de una época de zozobras en la que es obligado el reaprendizaje de la carestía.»Valentí Puig
· 2012
«Mitología imprecisa del escritor que dedica medio día a la literatura y la otra mitad al periodismo. Una casa junto al mar o resguardada entre las montañas, largos fines de semana con algún cuerpo femenino, elástico y cómodo, en la cama, en la cocina, hablando de libros. Compensar la gravitación insular de Mallorca con idas y venidas a Barcelona y Madrid. ¿Escribir u opinar? ¿Literatura privada o escritor público? Leer, sobre todo.» En 1985 el joven Valentí Puig se confiaba así a su diario. Aquel año la tensión de la guerra fría empezaba a aflojarse mientras en España el primer gobierno socialista de su recuperada democracia preparaba su ingreso en la Comunidad Económica Europea. En Ratas en el jardín las anotaciones sobre la vida pública se alternan con las entradas más personales: amores, amistades, vivencias, lecturas, anhelos, recuerdos familiares. La sabiduría con que el escritor contempla la vida que le rodea y la exactitud de sus palabras llenan de sinceridad las páginas de este dietario, publicado en catalán en el año 2011, uno de los mejores escritos en España en lo que llevamos de siglo. «Formidable»Enrique Vila- Matas (El País) «La inteligencia analítica, la independencia de juicio, la formación francófila (su mejor autorretrato es este: 70% de Stendhal y 30% de Chateaubriand) y la perspicacia de Puig se mezclan con detalles de costumbres y moralidad vagamente crápula, noctámbula, hedonista e intermitentemente culpable.»Jordi Gracia (El País) «Sus dietarios analizan de manera ácida el día a día de la vida política y cultural y presentan la figura del autor que aspira a figurar en la galería de los grandes autores europeos y que a su alrededor sólo encuentra vacío.»Julià Guillamon (La Vanguardia)
· 2019
Por la continuidad de la tradición cultural de Occidente y contra la desmemoria de nuestros días. En un mundo en el que las modas son la esencia de todo, las costumbres quedan relegadas a convertirse en algo perecedero. El escritor y articulista Valentí Puig aborda en este ensayo una lúcida reflexión sobre cómo la aceleración del tiempo acorta nuestra memoria y, en consecuencia, nos desliga irremediablemente de las formas del pasado. «Sin conocimiento y respeto por el pasado, ¿para qué deberíamos asegurarnos el latido de la excelencia, de la superación, de la ambición por el dominio de la palabra, la exaltación de belleza, la trascendencia o la integridad de la virtud pública?» Valentí Puig
· 2012
Tots els contes d'un escriptor irònic, culte i atent a les explosions de la vida més inesperades Valentí Puig és un escriptor culte i home de món curiós que se sent fascinat pel poder brutal de la vida, però també per les febleses humanes. Atònit per l'omnipresència de l'estultícia i temorós per l'amenaça de l'atzar. La seva narrativa és una festa de la intel·ligència, de l'art i de la humanitat. Hi trobem l'adúlter en una edat fatídica, la prostituta enamorada que treballa de franc, el mitòman esnob, la progre que entra en una secta... Escriptor lúcid i versàtil, Valentí Puig és un amant del detall, atent tant als instants de felicitat com als símptomes de la desesperació. La seva ironia culta pot ser una forma de protecció davant de la barbàrie. Aquest volum recull tota la seva narrativa breu: Dones que fumen (1983). Maniobres privades (1999) i un nombre important d'inèdits posteriors.
· 2020
Valentí Puig busca un cop més la veritat, la humanitat i la transcendència en els seus poemes. La segona persona, com tota l'obra poètica de Valentí Puig, és una combinació virtuosa de nostàlgia i de vitalisme, de lirisme i de sarcasme, d'enyor pel que s'ha perdut i d'esperança pel que encara queda. En el nou llibre fa un pas cap a la claredat i la precisió, amb uns versos cada vegada més abocats al món i a la vida. La passió per la paraula i la inquietud per treure l'entrellat de l'experiència han sostingut la producció poètica de Valentí Puig. La segona persona pretén posar fi a la tergiversació moral i parlar sense complexos de la veritat i la transcendència. La resta, diríem, és literatura.
· 1982