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A pesar de que existen muchos más peatones que personas con automóvil particular, nuestra ciudad ha priorizado durante años la construcción de infraestructura para el auto, mientras ha dejado en el olvido sus banquetas, que se configuran en una verdadera carrera de obstáculos. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, casi 90% de los recursos disponibles en fondos federales para proyectos de transporte y movilidad se destina a obras de ampliación y mantenimiento de la infraestructura vial; mientras que únicamente 6% se invierte en proyectos de transporte público, 5% en obras de infraestructura peatonal, y menos de 1% para infraestructura ciclista. Con los altos niveles de contaminación del país y la actual crisis mundial de hidrocarburos, es urgente reflexionar sobre esta situación y analizar los adelantos que se han hecho en materia de movilidad sustentable hasta ahora. Para ello nos acompaña en cabina Gerardo Pérez Viramontes, Doctor en Psicología Social.¿Actualmente cómo se integra e interactúa el ciclista y el peatón en la ciudad? ¿Cuáles son los avances que ha mostrado el gobierno para la mejora de infraestructura peatonal y ciclista? ¿Se han acompañado de reglamentos y leyes? Esto por sí solo ¿es suficiente para generar un cambio en la cultura vial? ¿Qué hace falta para que cada vez más la ciudadanía adopte formas alternativas de transporte?
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· 2017
Conforme se han visibilizado en la agenda pública temas como la violencia de género, la educación sexual, el aborto, los matrimonios de personas del mismo sexo y su derecho a la adopción, grupos religiosos diversos han protestado en contra de lo que denominan la Ňideología de géneroň. Mediante una simplificación y deformación del mensaje feminista, estos grupos advierten -desde mediados de los 90- sobre la noción de género como un peligro por sus alcances deconstructivistas, que supone un ataque directo a conceptos centrales como la familia, la maternidad o el matrimonio.¿Cómo entender el concepto de género al que aquí se hace alusión? ¿Qué derivas y qué riesgos para la región de América Latina puede implicar esta disputa ideológica alrededor del Ňgéneroň? ¿Cómo trascender de una indignación, necesaria sí, pero insuficiente para superar una polarización? Para reflexionar en torno a estas preguntas.